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TUBÉRCULOS

Chalota

Muchos podrían pensar que las chalotas simplemente son un tipo de cebolla pequeña y alargada, pero lo cierto es que aunque pertenecen a la misma familia y su apariencia es muy similar, son dos bulbos diferentes. Si quieres aprender un poco más sobre el origen de las chalotas, su sabor, propiedades nutricionales, beneficios saludables y formas de consumo, entre otros datos de interés, sigue leyendo a continuación.

¿Qué son las chalotas?

La chalota (Allium ascalonicum), también conocida como chalote, cebolla chalote y ajo chalote, pertenece a la familia de las Aliáceas o Liliáceas, de ahí que esté muy relacionada con la cebolla blanca, amarilla y morada, el puerro, el ajo y la cebolleta. Como es de esperar, las chalotas tienen parte de ese sabor característico, con notas dulces, ácidas y picantes, todo al mismo tiempo. Sin embargo, son más suaves que las cebollas y evocan un poco el sabor del ajo.

La parte comestible de la chalota es su base en forma de bulbo, el cual crece parcialmente debajo de la tierra como si se tratara de un tubérculo. Se pueden comer crudas o cocidas; son muy versátiles y fáciles de incorporar en numerosas recetas. Gozan de gran popularidad en la cocina india, asiática, francesa y mediterránea, donde no solo aportan sabor y aroma en la cocina, sino que también son tomadas en cuenta por sus propiedades nutricionales y valor medicinal.

7 Características y datos interesantes sobre las chalotas

  • Son parientes cercanos de la cebolla, pero su formación es parecida a la del ajo. Crecen en una estructura similar a la de una cabeza compuesta por varias piezas.
  • Tienen un sabor más delicado que las cebollas, pero se pueden usar de la misma manera.
  • Su forma es alargada y la piel suele ser de color cobre, rojizo o gris.
  • Existen dos tipos principales de chalotes: chalotes “verdaderos” y chalotes “falsos” (más grandes).
  • Las chalotas verdes y frescas están disponibles en la primavera, mientras que las chalotas secas (piel seca y carne húmeda) están disponibles durante todo el año.
  • Normalmente se pueden encontrar chalotas de 3 tamaños: pequeño, mediano y jumbo; este último es el tipo menos sabroso.
  • Mientras más joven (más pequeño) es el chalote, más suave es su sabor. La chalota no se debe confundir con la cebolla verde o la cebolleta.

Propiedades nutricionales de la chalota

Para empezar, este bulbo es rico en compuestos flavonoides y polifenólicos, incluso en mayor proporción que la cebolla o el ajo. También contiene fibra dietética, vitaminas como la vitamina C, la vitamina A, la vitamina B6 y el ácido fólico, y minerales esenciales como el potasio, el calcio, el fósforo y el manganeso.

Una porción de media taza de chalotas, cortada en cubos, tiene aproximadamente 1:

  • Calorías: 56
  • Carbohidratos: 12 g
  • Grasas: 0 g
  • Fibra: 5 g
  • Azúcar: 6 g
  • Vitamina A: 832 mg (17.5%)
  • Vitamina B6: 25 mg (12.5%)
  • Vitamina C: 5 mg (10%)
  • Manganeso: 25 mg (10%)
  • Potasio: 234 mg (7.5%)

Nota: Los valores porcentuales (%) se indican para adultos o niños mayores de 4 años y están basado en una dieta de referencia de 2.000 calorías diarias. Estos valores diarios pueden ser más altos o más bajos en función de las necesidades individuales.

Beneficios para la salud

Quizás desconozcas que esta es un bulbo medicinal muy importante dentro del sistema ayurvédico y que se ha utilizado como remedio durante miles de años para tratar diferentes dolencias, tanto interna como externamente. La medicina Ayurveda asegura que los chalotes y las cebollas tienen un efecto natural de “enfriamiento” en el cuerpo, lo cual resulta muy beneficioso para reducir los procesos inflamatorios, los dolores musculares y la retención de líquidos.

Pero los beneficios saludables de la chalota son mucho más amplios. Hoy se sabe que su consumo puede ayudarnos a prevenir y curar enfermedades que van desde las reacciones alérgicas hasta el cáncer. Veamos qué nos dice la investigación científica sobre estas y otras propiedades medicinales.

Son ricas en compuestos antioxidantes

Se cree que las chalotas contienen más antioxidantes flavonoides y fenólicos que otros miembros de su familia. Esto las convierte en uno de los mejores alimentos para reducir el daño de los radicales libres, fortalecer el sistema inmune y prevenir varias enfermedades crónicas. Sus antioxidantes sulfúricos, como el disulfuro de propilo alílico (APDS) y los flavonoides, como la quercetina y el kaempferol, son sus mejores aportes saludables. Estos compuestos se liberan durante el corte o la trituración, similar a lo que ocurre con el ajo.

Ayudan a prevenir y combatir el cáncer

Una investigación publicada en el Asian Pacific Journal of Cancer Prevention en el año 2012 mostró que el extracto de acetato de etilo (EEO, por sus siglas en inglés), presente en las chalotas y las cebollas, tienen potentes efectos inhibidores sobre la síntesis de ácidos grasos animales, lo que ayuda a frenar el crecimiento de las células cancerosas 2.

Así mismo, un gran estudio sobre la conexión entre la dieta y el cáncer, que siguió a 120 852 hombres y mujeres con edades comprendidas entre 55 y 69 años (durante 10 años), indicó que el consumo de verduras allium, como la chalota, podía reducir considerablemente el riesgo de cáncer de estómago, de mama y de colon 3. También se ha observado que el compuesto alicina, el cual se forma tras la liberación de los antioxidantes, puede prevenir el cáncer oral y de pulmón.

Favorecen la buena salud del corazón

El consumo regular de chalotas nos ayuda a cuidar nuestra salud cardiaca de diferentes maneras.

Según una revisión realizada en 2013 por el Departamento de Biología Aplicada de la Universidad Politécnica de Hong Kong, la alicina puede tener acción protectora en el sistema cardiovascular, ya que ayuda a disminuir el nivel de especies reactivas de oxígeno y estimula la producción de glutatión (antioxidante más potente conocido hasta el momento) 4.

Así mismo, los compuestos de alicina se han vinculado a un mejor control de los niveles de colesterol y un mejor funcionamiento del sistema circulatorio, lo que ayuda a reducir la presión arterial alta y prevenir la aterosclerosis de forma natural. Se sabe que esta última es una de las principales causas de enfermedad coronaria, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares 5.

Por otro lado, las chalotas también son una buena fuente de potasio, electrolito que ayuda a regular los niveles de líquidos en el cuerpo y juega un papel esencial en el funcionamiento nervioso y muscular, incluyendo a uno de los músculos más importantes: el corazón 6.

Podrían ayudar a combatir la obesidad

Algunos estudios han encontrado que los EEOs presentes en las chalotas también pueden suprimir la acumulación de lípidos (grasas) en el cuerpo y ayudar a prevenir la obesidad 7. Dado que la obesidad está estrechamente relacionada con las enfermedades del corazón, la diabetes y el cáncer (los pacientes obesos tienen un riesgo elevado de desarrollar estas enfermedades 8), comer estos bulbos de manera regular es una buena recomendación para prevenir la obesidad y sus complicaciones.

Ayudan a prevenir y tratar las alergias

Los resultados de numerosos estudios han demostrado que las chalotas tienen notables efectos antialérgicos, lo cual se atribuye a sus propiedades antihistamínicas, antiinflamatorias y antioxidantes 9.

Tienen propiedades antibacterianas y antivirales

Al igual que el ajo y las cebollas, los aceites naturales de las chalotas producen reacciones bioquímicas que ayudan a combatir las infecciones causadas por virus, bacterias, e incluso por hongos comunes como la Candida 10.

La investigación ha descubierto que casi todos estos bulbos tienen poder alcalinizante y antibacteriano, ayudando a combatir cepas de bacterias resistentes y potencialmente mortales 11. En especial, se ha visto que la alicina ofrece protección contra una amplia gama de bacterias, incluyendo algunas que ya son resistentes a múltiples fármacos 12.

Promueven la desintoxicación del cuerpo

Se cree que las chalotas y el ajo, entre otros alimentos picantes, ayudan a eliminar los carcinógenos y las toxinas del tracto digestivo 13. También pueden estimular a las enzimas digestivas, sanar el intestino, reducir el estrés oxidativo dentro de los órganos digestivos y prevenir la inflamación asociada con alergias o sensibilidades alimentarias 14. En caso de no gustarte el sabor fuerte de las cebollas o el ajo, la chalota es una opción más suave que puedes incluir en tu alimentación regular para promover una mayor liberación de toxinas, especialmente para desintoxicar el hígado.

Pueden ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre

Se ha observado que dos de los compuestos fitoquímicos que se encuentran en los chalotes, el allium y el disulfuro de alilo, ayudan a regular los niveles de azúcar en la sangre, de ahí que se le atribuyan propiedades anti-diabéticas. Estos compuestos son capaces de estimular la producción de insulina en el páncreas, aumentar la cantidad de insulina total que circula por el torrente sanguíneo y por tanto, reducir los niveles de glucosa después de ingerir los alimentos 15.

¿Cómo cocinar las chalotas?

Como mencionamos al principio, las chalotas se pueden comer crudas (sabor similar a la cebolla roja) o cocidas. Lo más común es comerlas cocinadas al horno, glaseadas, caramelizadas, o incluso encurtidas en vinagre, pero lo cierto es que se pueden usar como sustituto en cualquier receta que normalmente lleve cebolla (aunque la intensidad del sabor será menor, hay una ventaja a tener en cuenta: comer chalota no te dejará mal aliento).

Preparar una chalota para cocinar en 2 pasos:

  1. Corta ambos extremos y retira la piel.
  2. Separa los bulbos y córtalos cuidadosamente con un cuchillo afilado. Una chalota pequeña suele tener de 2 a 3 dientes, mientras que una chalota grande puede tener hasta 6 dientes; pica la cantidad de dientes que vayas a utilizar y guarda el resto en el refrigerador para futuras preparaciones.

En general, son una excelente adición a los platos salteados, ensaladas, sopas y guisos. Muchas personas acostumbran a incluirlas en la elaboración de salsas caseras, combinándolas al gusto con otros vegetales y frutas frescas; por ejemplo salsa de piña, jalapeño y chalota.

Las chalotas combinan muy bien con el sabor del ajo, el romero, el tomillo, el vinagre balsámico, el vino tinto y el aceite de oliva, así que no dudes en mezclar varios de estos ingredientes para preparar una salsa o adobo especial en tu cocina.

Otra recomendación consiste en usar los bulbos de chalote enteros, especialmente si los estás cocinando al horno (20 minutos). El resultado suele ser increíble; una vez que se atraviesa la capa más externa puedes disfrutar de una consistencia casi cremosa en el centro de la chalota.

Tips

  • Las chalotas tienden a ser dulces, por lo que usar 1 o 2 finamente picadas es más que suficiente para dar sabor a las recetas.
  • Aunque se pueden caramelizar como las cebollas, las chalotas se cocinan y se desvanecen fácilmente. Es importante saltearlas a fuego lento durante pocos minutos, o corres el riesgo de cocinarlas demasiado; de ser así, el sabor resultante será amargo en lugar de dulce.
  • Suelen combinar muy bien con platos que requieren vino blanco, crema y mantequilla.

Contraindicaciones y efectos secundarios

Al igual que con la cebolla, la mayoría de las personas puede comer chalotas sin experimentar efectos adversos, sin embargo en algunos casos pueden ser difíciles de digerir y causar interacciones con algunos medicamentos, sobre todo si se ha mantenido un consumo abundante. Los efectos más comunes suelen ser:

  • Aumento de la acidez en personas con enfermedad de reflujo ácido (no suele ocurrir en personas que no padecen esta condición).
  • Empeoramiento de los síntomas relacionados con el síndrome del intestino irritable (contienen carbohidratos FODMAP con el potencial de causar problemas digestivos cuando no se degradan adecuadamente en el intestino).
  • Presencia de síntomas alérgicos (asma, erupciones en la piel, ojos rojos con picazón).

Fotos e imágenes de chalotas 

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Respuestas rápidas a Preguntas frecuentes

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Fuentes:

Referencias:

  1. https://nutritiondata.self.com/facts/vegetables-and-vegetable-products/2773/2
  2. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23317220
  3. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8536847
  4. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22888009
  5. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5136635/
  6. https://www.webmd.com/heart-disease/potassium-and-your-heart
  7. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21078773
  8. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2879283/
  9. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19459740
  10. https://scialert.net/fulltext/?doi=rjmp.2011.281.287
  11. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9354029
  12. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10594976
  13. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4103721/
  14. https://www.webmd.com/vitamins/ai/ingredientmono-643/onion
  15. https://www.sciencedaily.com/releases/2015/03/150306102513.htm

Publicado por: Luis F. Leyva. Última revisión: noviembre 10, 2019.

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